Su nombre se debe a los gremios medievales de plateros y todavía hoy existen en ella numerosos establecimientos de joyería. Es ejemplo del urbanismo barroco.
Está dividida en dos alturas unidas por una gran escalinata, obra de Simón Rodríguez y centrada posteriormente por la Fonte dos Cabalos (1829) que llevan el Arca Marmórica.
Los edificios nobles que la circundan contribuyen al efectismo teatral del entorno. Ascendiendo, fachada sur de la catedral con la única puerta románica que se conserva, a su lado la Torre del Reloj o Berenguela. Cerrando el otro frente está la Casa do Cabildo que con sólo tres metros de fondo tiene una función puramente escenográfica.
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