La puerta Santa recibe también el nombre de Puerta del Perdón, se encuentra en la fachada oeste de la Catedral (Plaza de la Quintana). Esta puerta permanece cerrada con una reja todo el año y se abre cada Año Santo, cuando el 25 de julio coincide en domingo debido a los años bisiestos, cada 5, 6 y/o 11 años. Se trata de una especie de privilegio que se considera otorgado a la Catedral en 1122 y ratificado poco después, dio a Santiago su carácter de ciudad santa de la cristiandad.
Su primera apertura fue en el siglo XVI y tuvo una modificación en el XVII con la que fue ganando monumentalidad, amplitud y en la cual se añadió el muro con 24 figuras de Apóstoles y de personajes del Antiguo Testamento que provenían del derribado coro del Maestro Mateo, presente en el interior de la Catedral hasta 1604 y que ahora observamos en la parte inferior y a ambos lados de la entrada. La parte superior se encuentra coronada por el apóstol Santiago Peregrino con sus dos discípulos que aquí enterraron su cuerpo, Atanasio y Teodoro, que portan un gorro también peregrino, todo ello obra del escultor Pedro del Campo.
Una vez se atraviesa la puerta, se consigue el Perdón de los Pecados, la Indulgencia Plenaria, pero para ello es necesario confesarse, escuchar una misa y comulgar.
El ritual de apertura de esta Puerta Santa tiene lugar el 31 de diciembre previo al Año Santo. A media tarde, una procesión encabezada por el arzobispo se acerca a la puerta, acompañado de oraciones da tres golpes con un martillo de plata que hace caer un muro de piedra que es colocado para tal fin, dejando libre el paso hasta el 31 de diciembre siguiente en el que otra procesión dará por cerrado el año santo y la puerta.
La Puerta Santa nos conduce a un pasillo entre capillas que evidencian la irregularidad oculta en el nuevo cierre.
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